Ser celíaco es cambiar los hábitos a
la hora de comer: dejar de compartir un mate o una cerveza por ejemplo es uno
de ellos. Otro caso es llevarse su vianda o alimentos a fiestas o cumpleaños, o
avisar previamente para que se prepare un menú especial sin gluten ya que no todos los lugares públicos están preparados para recibir a un celíaco.
Estas y algunas otras cosas nos
comentó Graciela Espósito, docente de Viedma detectada celíaca hace 13 años,
persona que a pesar de presentar los síntomas normales de la enfermedad tardó
seis años en ser diagnosticada.
![]() |
| Graciela Esposito. Celiaca hace 13 años |
“Gachy” como le dicen sus allegados,
explicó además que a pesar de que la enfermedad es mucho más conocida y
difundida ahora, sigue habiendo falencias a la hora de tratarse y hablar de
ella.
“Lo importante es la información y
la difusión de los síntomas de la enfermedad, pero también es elemental saber
que puede haber personas que padecen la enfermedad y son asintomáticas”
Síntomas y datos a tener en cuenta
Los síntomas que puede llegar a
tener un celíaco, son similares a los que una persona tiene cuando tiene
gastroenteritis: cólicos, vómitos, diarrea y demás malestares digestivos. Sin
embargo a la celíaquia muchas veces también se le puede sumar deterioro en la
piel, dientes, pelo, etc.
Aquella persona que sospeche que
puede llegar a tener la enfermedad y sobre todo si además tiene familiares que
la padezcan, debe tener en cuenta cuales son los alimentos que lo hacen sentir
mal.
A pesar de estos síntomas que son
visiblemente fáciles de detectar, hay personas que son asintomáticas y que como
no se exteriorizan los malestares no saben que tienen esa enfermedad.
Otra cosa que hay que saber es que
la celiaquía es una enfermedad auto-inmune, por lo cual siempre se las
relaciones con cuestiones emocionales.
La celiaquía en primera persona
Graciela, comentó cual fue su
detonante: “mi diagnostico se dio en el 2001. Fue una época muy dura a nivel
económico y se ve que ese fue mi detonante. También se puede dar en otras
situaciones, como después de un parto o después de un duelo”.
Esposito nos contó que fue lo que
más le costo dejar o separar de sus hábitos a la hora de comer. “Sin duda lo
que más extrañé en un principio fue el pan de la panadería, hasta que aprendí a
hacer uno que podía comer; y otra cosa fue la cerveza cuando comer alguna
picada o pizza, pero también la pude reemplazar por una cerveza que viene ahora
de maíz y es apta para celíacos”.
Sin embargo, a pesar de la parte
alimenticia, Graciela hizo un comentario que muchas veces no se tiene en cuenta
y en realidad es lo que más cuesta: la hora de socializar, compartir con otra
gente. “Definitivamente la parte que más cuesta es la parte social, porque por
ejemplo vos vas a un cumpleaños y no te queda otra que mirar como el resto come
y toma mate. Ni siquiera puedo compartir un mate porque puede que la bombilla
esté contaminada por otra persona que estuvo ingiriendo algo con gluten. Es un
trabajo de hormiga que cada persona celíaca hace con su familia y con el medio
que los rodea: llevarse su mate, sus galletitas, que no haya migas de pan en la
mesa donde hay un celíaco, etc. Cambiar hábito, nada más”.
Celíacos detectados de niños y celíacos detectados de adultos
Hay que tener en cuenta que cuando
uno es celiaco de nacimiento (generalmente se detecta cuando van dejando la
lactancia y comienzan a incorporar alimentos), no es tan difícil cambiar los
hábitos de alimentación porque desde muy chico ya respetan la dieta y
directamente no conocen los alimentos con gluten, por lo tanto no lo desean;
pero a un adulto (como en este caso) que estaba acostumbrado a un estilo de
vida y lo debe cambiar de un día para el otro siempre va a costar porque no sólo
debe cambiar sus hábitos, sino también la de la familia que los rodea.

No hay comentarios:
Publicar un comentario